LA FRUSTRACIÓN DE HERODES
La frustración de Herodes: Relato jocoso sobre este personaje enrabietado por no haber podido apresar a Jesús. |
Con un ligero fondo escatológico, este villancico,
ridiculiza al cruel enemigo del Niño Jesús el rey Herodes el grande, el que
construyó Herodion, una fortaleza-palacio cercana a Belén y que construyó a
servicio de su gloria y vanidad.
Mateo dice que este acontecimiento cumple con la profecía de Jeremías (Jer 31, 15):
"Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen.»
(Evangelio de Mateo
2, 16-18)
Nuestro villancico toma pues, como base, la
frustración del monarca al enterarse de que el Niño Jesús ha escapado a su
conocida demanda de asesinato de todos los niños menores de dos años. En el
villancico se le ridiculiza como villano prototípico que es (el malvado del
Nacimiento). Se conocen datos históricos sobre su muerte a consecuencia de una
enfermedad terrible degradante.
Fue conocido por sus proyectos constructivos
colosales, entre los que están la expansión del Segundo Templo de Jerusalén (el
Templo de Herodes), la construcción del puerto de Cesarea Marítima y las
fortalezas de Masada y Herodión.7 Hay detalles de su biografía en la obra del
historiador romano-judío del siglo I Flavio Josefo. Herodes también aparece en
el Nuevo Testamento cristiano como el gobernante de Judea que ordenó la matanza
de los Inocentes (niños menores de 2 años) en la época del nacimiento de Jesús.
La brutalidad del episodio está en armonía con el
carácter de Herodes, tal como Josefo lo describió. En sus escritos presentó a
Herodes como un ser patológicamente celoso de su poder: varios de sus
familiares fueron asesinados por orden suya, ya que sospechaba que trataban de
suplantarlo. No cabe duda de que Josefo quiso describir a Herodes con los
tintes más oscuros que le fue posible, y resulta difícil de explicar la
ausencia de la matanza de Belén en sus escritos, pues no aparece este suceso.
Es posible, no obstante, que no tuviera noticia alguna de ella. En
consecuencia, habría que tomar en consideración la posibilidad de que los
incidentes del capítulo 2 del Evangelio de Mateo sean una presentación
simbólica de la mesianidad regia de Jesús, a la que se oponen los poderes
seculares. La oposición a Jesús terminaría por lograr sus fines con su pasión y
muerte.
Josefo describió la enfermedad final de Herodes
(algunas veces llamada «mal de Herodes») que fue muy grave. Sobre la base de
las descripciones de Josefo, un médico experto ha diagnosticado que la causa de
la muerte de Herodes fue una enfermedad renal crónica, complicada por la
gangrena de Fournier. Otras investigaciones recientes han mencionado que su
enfermedad era una sarna que derivó en gusanos, putrefacción y que estuvo
acompañada de trastornos psiquiátricos. . Se caracterizaba por un inicio
rápido, con aparición de síntomas generalmente perirrectales e inespecíficos,
con fiebre, edema, dolor genital o perineal, rubor, y en el transcurso del
primer día evoluciona a necrosis, crepitación, olor fétido y exudado
serosanguinolento oscuro, progresando a alteraciones hidroelectrolíticas,
sepsis, coagulopatía, choque y muerte. (Como para abstenerse de hace menciones
escatológicas entonces…)
Creó una nueva aristocracia prácticamente de la nada.
La historia de su legado ha suscitado opiniones diversas, de académicos que
consideran su reinado un éxito y de los que lo consideran un gobernante
tiránico.
La ejecutoria de su reinado se compone, sobre todo, de
hazañas criminales. Apenas conquistó Jerusalén y se instaló allí como rey,
ordenó matar a cuarenta y cinco partidarios de Antígono, su contendiente. Mató
a su cuñado Aristóbulo, a los dos esposos de su hermana Salomé, a su propia
suegra Alejandra, a su mujer Marianne, a sus hijos Alejandro y Aristóbulo. A
sabiendas del terror y hostilidad que su persona despertaba, con el fin de
evitar la alegría del pueblo en el momento de su muerte, ordenó a sus más íntimos
colaboradores que, cuando él muriera, pasaran por las armas a incontables
judíos ilustres que previamente habían sido concentrados en el hipódromo de
Jericó.
Sin embago su presencia en los nacimientos es
cuestionada pues parece que, en Realidad, Herodes El Grande murió 4 años antes
del nacimiento de Xto.
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