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miércoles, 30 de octubre de 2024

El pequeño flautista

 EL PEQUEÑO FLAUTISTA

El pequeño flautista: A semejanza de “El tamborilero” (de Rafaél) un pequeño pastor no sabe qué regalar y encuentra la solución construyendo una flauta de caña y tocando una melodía ante el Niño.

Con una clara influencia de “El pequeño tamborilero”, canción de navidad de origen checo del compositor Harry Simeone, y que en España popularizó el gran Raphael en la década de los 60, escribí este tema que cuenta, en este caso, la peripecia vital de un pastorcito que no tiene nada que ofrecer al Niño Dios.

Por suerte, conseguí una melodía deliciosa, muy cálida, y de tonalidades infantiles que se intercalan con delicados y sencillos toques de flauta, como corresponde al caso. El acompañamiento (¿un banjo, un laúd?) simula el paso del pastorcillo caminando abstraído en la música de su flauta.

Si pones atención, poco después del minuto 3, se produce un cambio de tono (incluso de voz). Es debido a mi ignorancia de entonces en la forma de extender las canciones de Suno. Con todo se mantiene el estilo, el ritmo y el tema continúa. Incluso puede interpretarse el cambio como una nueva disposición de ánimo del pequeño flautista, que por fin, encuentra la forma de regalar algo personal y valioso al niño.

El villancico está compuesto por estrofas cortas, con versos de arte menor (heptasílabos en su mayoría) que le confieren un ritmo ligero y fluido. La rima es consonante y se alterna entre ABAB y AABB en algunas partes, lo que genera una cadencia musical que resuena con la sencillez del pastorcillo y el acto devocional que describe.

El tema central es la humildad y la generosidad del corazón. El villancico presenta la idea de que no son las riquezas materiales lo que agrada a Jesús, sino el gesto sincero y humilde de quien, aunque no tiene grandes bienes, ofrece lo mejor que puede con amor. Este mensaje es recurrente en las narraciones navideñas, donde el valor espiritual y emocional de los regalos trasciende lo físico.

Este villancico es una bella representación de cómo lo más simple puede ser lo más valioso. A través de la figura del pastorcillo pobre que encuentra una caña y fabrica una flauta, el poema transmite un mensaje de humildad, creatividad y emoción pura. La música como símbolo del regalo inmaterial resalta la idea de que lo que verdaderamente importa es la intención amorosa detrás de los actos, no el valor material de los mismos. La respuesta de Jesús, tanto en lágrimas como en risas, subraya que incluso los gestos más sencillos, cuando hechos con amor, son recibidos con gratitud y alegría.



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