EN LA BIBLIOTECA DEL TEMPLO
En la Biblioteca del Templo: Escena que intenta recrear el momento en que Jesús se pierde en el Templo. |
La educación judía y la alfabetización en tiempos de Jesús se realizaba en escuelas y consistía casi exclusivamente en la lectura de la Biblia hebrea. Tales escuelas se contaban entre las instituciones que una población estaba obligada a mantener. Una escuela "elemental" de ese tipo, dedicada a la lectura de Biblia, recibía el nombre de bet ha-seftr (Casa del libro). Era una especie de escuela primaria, donde también aprendían a leer los libros sagrados: se empezaba con el alfabeto en un pizarrón y luego memorizaban la Torá.
A los doce o trece años, los chicos terminaban sus estudios en la escuela. Cuando un alumno era particularmente brillante podía frecuentar después un establecimiento formativo de tipo más "avanzado", la bet ha-midrash (la Casa de la Interpretación) donde estudiaba la Torá "a los pies" de maestros de la ley. Pero esto era privilegio de unos pocos. Es posible, que Jesús estudiara en esa Casa, y, si es que la terminó, profundizaría las Escrituras en el Templo de Jerusalén con un maestro o rabino. Se supone que también sabía hebreo, arameo, latín y griego.
En aquella época, no existía en Israel un sistema educativo que permitiera proseguir los estudios de manera formal, continua, después de los doce o trece años.
Aunque ya hemos hecho mención del templo, no podemos dejar de insistir sobre su importancia, sobre todo la del templo de Jerusalén, como lugares de enseñanza. Las primeras escuelas datan del tiempo de la vuelta del destierro y la construcción del Templo. La ciudad de Jerusalén y su Templo son los lugares destacados por antonomasia de toda enseñanza. Nos encontramos en las páginas del Nuevo Testamento con dos textos que nos indican esta realidad. En el evangelio de san Lucas se nos dice que María y José encontraron a Jesús en el templo de Jerusalén “sentado en medio de los doctores, escuchándoles y preguntándoles” (2, 46). La segunda referencia la encontramos en los Hechos de los Apóstoles en donde san Pablo nos cuenta su autobiografía: “educado en esta ciudad (Jerusalén) e instruido a los pies de Gamaliel según la observancia de la Ley patria”
Y vamos ya con nuestro villancico. Quise hacer un texto que reflejara el ambiente recogido, sobrio, sagrado de un gran templo; con sus murmullos, sus voces apagadas, su lento discurrir del tiempo… No recuerdo qué instrucciones di al programa; pero la IA generó una pieza con un sonido exótico y solemne, con largos tonos bajos sostenidos y exclamaciones intrigantes… No me desagradaban; pero eso sí: creaban un ambiente extraño y no parecían adecuados para un villancico tradicional. Al final, queriendo reflejar el ambiente de una bibliteca, había obtenido una banda sonora casi de ultratumba; como del interior de una pirámide.
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