TRES PASTORAS EN BELÉN
Tres pastoras en Belén (3:44) Hermoso zéjel al estilo de “Tres morillas en Jaén” sobre tres pastoras que van a adorarle. |
Quienes estén familiarizados con la historia de la lírica española habrán podido reconocer la estructura de este villancico: imita el conocido zéjel “Tres morillas en Jaén”. He imitado su forma, incluso parte de sus sonidos. No me resisto a imitar una de las 25 mejores canciones del mundo, según la crítica.
El zéjel o zajal (en árabe: زجل, zajal, en árabe andalusí. pronunciado zajál, 'canción' en español) es una forma tradicional de poesía de la literatura árabe recitada en dialecto coloquial con antiguas raíces en la cultura mediterránea. El zéjel, en su forma más típica, consiste en un estribillo de dos versos, al que siguen otros sonidos acompasados que a su vez tienen una rima seguida de otros tres versos (mudanza) y un cuarto verso (vuelta) que rima con los sonidos acompasados de antes pertenecientes al estribillo, anunciando su repetición. La distribución de la rima es la siguiente: aa (estribillo), bbb (mudanza), a (vuelta) y repetición del estribillo. Es decir, aa-bbba, aa-ccca, aa-ddda.
Estas composiciones se habían llamado después “letrillas”, pues eran composiciones de arte menor con versos destinados a ser cantados. Estaban asociados a una fuerte connotación campesina y se les llamaba igualmente “villancicos” (Hay que tener en cuenta que la denominación “villancico” de refería antiguamente a composiciones populares realizadas por y para villanos (aldeanos): Se trataba de melodías interpretadas por el pueblo para contar cualquier situación cotidiana: hablaban de historias de amor e incluso formaban parte del Cancionero de Palacio).
Silvia Iriso (en El gran libro de los villancicos) cuenta que la iglesia vio en el villancico una fórmula perfecta para difundir y propagar su mensaje. Además de componer algunos villancicos inspirados en la figura de Jesucristo o de la Virgen, se extendió también el recurso de sustituir la letra profana por una sagrada con la indicación de "cántese al son de" o "al tono de", seguido del título de algún famoso villancico de la época. El éxito de esta nueva modalidad llevó a la jerarquía eclesiástica a oficializarla y a permitir que los villancicos de temática religiosa se fueran interpretando poco a poco en las iglesias como parte de la liturgia.
Para el estilo probé por primera vez una tonada árabe con instrumentación electrónica sencilla y machacona; pero que resulta muy bella. Uno de mis hermanos que me sorprendió escuchandola me advirtió: “Esa canción ha entrado en bucle” (algo así como que el disco se ha rallado); pero precisamente este “bucle” melódico es el que le da ese aire hipnótico que invita al trance.
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