Los villancicos, su origen

Los villancicos tienen un origen popular y humilde. En su origen su contenido no estaba ligado a la Navidad como hoy en día. Durante la Edad Media y el Renacimiento empezaron a popularizarse un tipo de canciones cantadas en las villas de España y Portugal. Eran cantadas por los habitantes de esas villas: los propios "los villanos" y su temática estaba relacionada con el ámbito rural no siendo necesario, en muchos casos, el acompañamiento de instrumento alguno. Estos poemas tuvieron mucho éxito y existieron grandes compositores del momento que las musicalizaron; es el caso del conocido músico y poeta Juan del Encina, el compositor Mateo Flecha o el compositor y organista Gaspar Fernández, entre otros. 

Junto a las cantigas y las jarchas mozárabes constituyeron los principales géneros de la lírica española. Una buena parte de ellos fueron recogidos en cancioneros que han llegado hasta nuestros días.  

Pronto la Iglesia se dio cuenta de que los "villancicos", tan populares, eran la fórmula perfecta para difundir y propagar su mensaje y utilizando el recurso de sustituir la letra profana por una sagrada hacía público el relato evangélico, principalmente en lo relativo a la Natividad de Jesús. Estas composiciones editadas sobre melodías populares se presentaban con una acotación al margen con la indicación de "cántese al son de..." o bien "al tono de..." y se citaba algún famoso villancico de la época. Ante el éxito de estas composiciones la jerarquía eclesiástica permitió poco a poco incluirlos en la liturgia.

A lo largo de los s. XVII y XVIII, los villancicos alcanzaron gran sofisticación musical. En ellos se llegaron a incluir coros, solistas e incluso representaciones escénicas, con lo que llegaron a convertirse en pequeñas piezas teatrales. Quizá lo más curioso haya sido la transformación de estas canciones con el paso de los siglos y la capacidad demostrada por el ser humano para mantener las tradiciones, recoger las letras, las melodías y conservarlas para generaciones venideras. Los villancicos son un tipo de canción muy particular que no gusta a todo el mundo; pero no podemos negar que son parte de nuestra historia y, aunque a veces a algunos les resulten repetitivos y simples, forman parte de una antigua tradición cultural.