EL NIÑO DEL CURA
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El niño del cura. Emotiva historia sobre la imagen del niño que se besa en la misa del gallo. Inspirada en hechos reales y con un malentendido que se mantiene en vilo hasta el final. |
El tío cura (Don Mariano) era un tío de mi madre que nació, vivió y fue párroco en el pueblo de Ayuela de Valdavia allá por los años 30 del pasado siglo. Mi madre le recuerda con cariño y guarda como un bien precioso la pequeña escultura de un niño Jesús que el cura compró para que la besaran los feligreses al acabar la misa del Gallo. Con este recuerdo construyo un villancico que juega desde el principio con el equívoco; pero desde una perspectiva tierna e inocente. La música acompaña en todo momento resultando conmovedora.
El 1 de diciembre saldrá en antena el villancico titulado "Las Navidades en Ayuela", que es un relato musicado de cómo eran las navidades de hace un siglo en un pequeño pueblo palentino, en la comarca de La Valdavia. Tengo la suerte de tener una madre con vocación escritora (limitada por la pobreza en su infancia y la dureza de la vida de una madre de familia numerosa en el franquismo) y que le encanta transmitirnos oralmente las costumbres de su infancia y juventud en su pueblo natal. Es así como conocemos bastante bien cómo eran aquellas navidades. Contrapuestas a las actuales sentimos perplejidad y nostalgia ajena: el espíritu de la Navidad se perdió por el camino del nuevo siglo.
El pequeño niño en su cunita preside el salón de la casa de mi madre. Tallado en madera y bellamente policromado aparenta una fitura real aunque su tamaño viene a ser la mitad del de un bebé real. Su rostro, con expresión dulce y risueña, parece mirar sobre tu cabeza alzando los ojos hacia un cielo imaginado. Aparece ya, a estas alturas, sucio y ajado y con algunos deditos amputados, el pobre... Realiza el gesto de abrir los brazos y parece señalar al infinito, como si esperara la visita de su divinidad paterna.
Según cuenta mi madre, Don Mariano, su tío que convivía con ellos en la misma casas, lo compró para que, después de la misa del Gallo, la gente del pueblo pudiera acudir en fila a besarlo. Muchos besos rudos, devotos y cariñosos ha recibido este niño. Como era una compra personal y el dinero salió de su bolsillo, la propiedad de la pequeña estatua era del cura y, puesto que su sobrina Margarita, era su preferida y la tenía mucho cariño se lo dejó en herencia. Mi madre lo ha conservado toda su vida (101 años) y aún ocupa sitio de honor en el aparador del salón. Incluso yo he contribuído al homenaje componiéndo un pesebre de paja para que descanse convenientemente.
Quise realizar una pequeña broma en este villancico haciendo creer que el cura había cometido un desliz. Me dedico a alimentar las sospechas de algunas mentes maliciosas para, al final, ejecutar un golpe jocoso y demoledor a los malpensantes. Y creo que lo consigo. Si no hubieras leído estas líneas seguro que habrías caído en "la trampa".
Con respecto a la música, le pedí a Suno (el programa de AI musical) que intentara los estilos folk español, country, blues, soul, indie; con referentes a villancico, Navidad, épico, acoustic, dreamy e instrumentos concretos como violin, guitarra y piano. Lo que me entregó, más o menos ajustado a mis peticiones, me sorprendió por lo emotivo. Escuchémoslo.
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