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viernes, 22 de noviembre de 2024

Si fuera un pastor

 SI FUERA UN PASTOR

Si fuera un pastor: Un poeta se presenta ante el portal y ofrece al niño lo único que tiene.

Este villancico, tan hermoso, es una reivindicación de ese personaje, unas veces olvidado, a veces despreciado, que es el poeta. Como maestro me he encontrado muchas veces a alumnos y adolescentes que expresan, con toda insolencia, con todo descaro; que "la poesía es un rollo". A los que nos pica el gusanillo de la poesía su actitud hace que nos sintamos como Asurancetúrix, el bardo de la aldea gala de Asterix y Obelix. La atención, oral o escrita, de manera intensa y prolongada que exige la poesía, su mínimo de cultura y la capacidad para descubrir por ti mismo la belleza; no son valores muy apreciados hoy en día. Algo gano para la causa cuando les hago ver que muchas de las canciones que adoran son, en realidad, poemas musicados. Y mucho consigo presentando mis poemas con música, como hago con estos villancicos: poemas a los que nadie prestaba atención despiertan ahora cierta curiosidad. Tengo la reciente experiencia de que, habiendo publicado hace cuatro años un bonito poema dedicado al pueblo de mi mujer, Palomares del Campo en la provincia de Cuenca, pasó despercibido completamene pese a su presencia en la red y al enlace que envié a bastante gente. Bastó añadirle una música (un bolero precisamente) hecha con Suno para que se convirtiera en la canción del verano de este año y para que a un servidor, un perfecto desconocido para muchos, fuera reconocido y parado por las calles para ser felicitado. La poesía, cuando menos lo esperas, demuestra un efecto asombroso. La poesía es un arma cargada de futuro.

Otra idea subyace también en el villancico. La aceptación incondicional de que se ha de regalar y de que el regalo debe ser algo material, muchas veces relacionado con lo comercial, con el consumismo. Hay tiendas, hay folletos y anuncios que nos instruyen sobre lo que hay que regalar a los demás, a los hijos... Me siento un triste profeta predicando en el desierto cuando expreso mi opinión:  Los mejores regalos no tienen mucho que ver con lo material; los más valiosos no suelen valer casi nada... Serán aquellos que demuestran que has pensado en el homenajeado, que has dedicado un tiempo precioso a su realización, que indican que lo conoces bien, que has tomado la molestia de que sea personalidado... Me refiero precisamene a eso: a un trabajo manual (modesto, pero costoso en tiempo y dedicación), unas flores cultivadas y cortadas por ti mismo, un libro cuidadosamente seleccionado para la persona y la ocasión... o ¡un poema! ¿Por qué no?

Nuestro poeta, alma soñadora, no tiene nada material que dar al niño y le regala un poema. 

Estoy seguro que el niño Jesús se lo agradece como uno de los mejores. Aquí te lo cuento. 


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