VILLANCICO DEL MAESTRO
Como el maestro del villancico debía desplazarme,
buscar aparcamiento en calles y garajes, lugares donde comer… Ese ambiente
transeúnte se refleja un poco en el villancico. También la provisionalidad de
muchos maestros que hace que, frecuentemente, tengan que residir en alojamientos
temporales de forma precaria durante un tiempo (podría contar una
anécdota sobre una noche pasada en un banco de un parque de Parla, allá por el
inicio de los años 80 por no encontrar alojamiento el primer día de clase).
Se me han quedado en el tintero muchos detalles de la educación y la escolarización en tiempos de Jesús. Voy a intentar completar esa información reseñada en los villancicos: "En la Biblioteca del Templo" y "Jesús leía", emitidos ya en este programa.
El uso de la escritura era ya corriente en Israel
desde una época antigua. En primer lugar hay que tener en cuenta la existencia de los escribas
de profesión, como por ejemplo los de la administración real. El escriba se
servía de un rollo, confeccionado de hojas de papiro o de piel de carnero
(pergamino) y escribía con tinta al dictado del autor. Normalmente lo hacía en
columnas no muy anchas de modo que el lector, enrollando con una mano y
desenrollando con la otra, tuviera a la vista tres o cuatro columnas a la vez.
En las sinagogas se aprendía a escribir al estilo romano con un pequeño punzón usando unas tablillas de cera que se podían usar, borrando el texto al recalenar la cera, muchas veces. Sin embargo la enseñanza se realizaba sobre todo oralmente. El maestro, o el padre, leía un texto o frecuentemente lo recitaba de memoria, pues en tiempos de Jesús el precio de los rollos de papiro o de pergamino era muy caro. No era frecuente que una familia normal y pobre como la de José los tuviera; pero si era muy probable que tuvieran en la sinagoga de Nazaret una copia de la Torah o de los profetas. El método de enseñanza consistía en leer un breve fragmento del texto sagrado o recitarlo de memoria; después el maestro lo explicaba, aclaraba dudas, hacía preguntas y a continuación comenzaba la repetición del texto: los alumnos lo repetían hasta que quedaba fijado en su memoria. La enseñanza oral, a pesar de que se tuviera la Torah o la ley escrita, era en Israel la base de la educación, sobre todo de la educación religiosa que era el fundamento de toda instrucción.
Poco a poco estas formas tradicionales de instrucción fueron adquiriendo un carácter más estable y se fueron institucionalizando. Si al principio el pueblo de Israel instruía de un modo arbitrario, desorganizado y espontáneo, con el paso del tiempo los sacerdotes, profetas y sabios se fueron agrupando para impartir una educación más estable. Los alumnos elegían a sus maestros, se forman las escuelas (al principio en las casas de los enseñantes) y se crea el “discipulado” (un maestro escogía un grupo de discípulos y los educaba). Recordemos que el mismo Jesucristo era llamado "Rabí" (Maestro) y que este escogió a sus "discípulos" para que le siguieran y aprendieran. Al igual que ocurrió en Egipto y Mesopotania, en las capitales de esos pueblos se formaron escuelas a partir de los funcionarios reales, y se organizó todo un sistema escolar que duró largamente. En Jerusalén pasaría seguramente lo mismo y podemos encontrarnos con escuelas alrededor de la corte real y del templo. La palabra escuela la encontramos por primera vez en el libro del Eclesiástico escrito hacia el año 190 AC, en donde se dice que el propio autor (un tal Simón, hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas) regentó en Jerusalén una escuela bet midras (literalmente: casa de interpretación)-, es decir, una academia o escuela para estudios de los libros sagrados del judaísmo .
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